Primeros 1000 días

Mujeres que construyen historia en el Sistema de Salud neuquino: Inés Quezada


Entrevista a la agente sanitaria del Centro de Salud San Lorenzo Norte de la ciudad de Neuquén.

Inés Quezada es la primera agente sanitaria del Centro de Salud San Lorenzo Norte o como ella dice, la que está “estrenando este rol” hace un año y medio. Diplomada en gerontología, afirma con entusiasmo que eligió “esta bella vocación” porque le gusta trabajar con la comunidad y ser útil. Zapalina de nacimiento, Inés explica que su rol está vinculado a la prevención y promoción de la salud en el territorio.

“Yo sería la que observa, la que escucha, una vocera entre el centro de salud y la comunidad”, resume para adentrar en su profesión a cualquiera que desconozca las tareas que realiza a diario.

Poco a poco, Inés relata con mucho amor que a partir de las visitas a domicilio que lleva a cabo dentro de su área programa, como tantos otros colegas, recapta niñas y niños que deben aplicarse vacunas, mujeres y personas con capacidad de gestar que tienen que hacerse controles e incluso está atenta a la situación económica.

“También como agentes sanitarios trabajamos la zoonosis y lo ambiental. Por ahí hemos visitado domicilios y encontramos ratas, entonces después coordinamos con el veterinario de zona o el encargado de zoonosis para hacer el procedimiento, ya sea de desinfección o fumigación”, describe la agente.

Asimismo, Inés detalla que los agentes sanitarios tienen un gran abanico de tareas para hacer con la comunidad, pero por sobre todo atender y minimizar la atención en el centro para que no se amontone la gente y así llevar respuestas a cada domicilio.

Consultada por la importancia del rol de las mujeres y diversidades como agentes sanitarias, resalta que es muy importante sumar más compañeras. “Si bien por ahí está esto de los prejuicios porque somos mamás o porque somos mujeres, pero hacen falta mujeres trabajando en la salud”, rescata.

Respecto del trabajo durante la pandemia, Inés describió: “Fue complicado en realidad no se podía salir o teníamos que salir con mucho cuidado, nosotros igual hicimos la visita a pacientes crónicos porque ellos a veces no contaban con el familiar o con una persona que viniera a buscar su medicación o diversas necesidades que tuviera el paciente. En nuestra área tenemos muchos adultos mayores que viven solos y los asistimos con la medicación o les ayudamos con el tema de la alimentación”.

En este sentido, también explica que debió dejar sus miedos de lado para así brindarles contención a las familias o a cada persona que va a visitar. “Me enseñó a valorar los recursos que teníamos y a enfocarme en cuidar al otro”, apunta.

En lo personal, Inés rescata que fue tremendo. “Para mí porque soy de las personas que les gusta dar besos y abrazos, entonces tenía que aguantarme las ganas de recibir eso, de dar un beso y bueno, la verdad que es muy gratificante esta labor por cómo nos reciben y a la vez, ellos siempre nos están esperando y el cariño que recibimos día a día, es… sin palabras”, concluye.