Primeros 1000 días

Tu vida… una obra de arte


Es increíble cuando vemos la imagen del David aunque sea en fotos, cómo una persona pudo esculpir algo tan bello de una sola piedra.

Aunque si leo la historia de David, el rey de Israel en quién Miguel Ángel se inspiró, seguramente me diré lo mismo, cómo una persona tan normal pudo ser el Rey más importante de la historia de toda una Nación.

Por lo general, conocemos el relato de David contra Goliat, donde un pibe jovencito vence al gigante guerrero; ese relato lo sabemos de memoria, lo vimos en cuadros, películas y dibujitos animados y hasta tiramos piedras queriendo ser como él. Pero, antes que ese, hay otro texto que es fundamental, aunque nada fabuloso ni extraordinario.

Al parecer cuando Dios envía al profeta Samuel a buscar al nuevo rey de Israel, lo hace a Belén (siglos antes de Jesús) donde estaba un hombre llamado Isaí que tenía ocho hijos. El profeta era un hombre famoso que le pide conocer a sus hijos. Éste le presenta a los siete mayores, que ya eran jóvenes formados y con ganas de ser guerreros importantes. Pero Dios le dice “no es ninguno de estos el que quiero”. Por eso Samuel le pide a Isaí que mande llamar al menor, al último orejón del tarro, el que estaba afuera cuidando las ovejas y al que ni a su papá le parecía que podía ser tan importante. Ese fue David… Después de eso, la historia continúa, muy atrapante por cierto.

Pero lo que quería remarcar era cómo Dios, o la vida misma, siempre es sorprendente. El último, el más chico, el que no tenía grandes aspiraciones ni se le pasaba por la cabeza otra cosa que estar haciendo lo que hacía, es ése el que cambiaría la historia de un pueblo y lo convertiría en una “gran nación”. La Biblia después irá describiéndolo con capacidades y virtudes que no son magníficas ni extraordinarias, pero que él supo desarrollar y potenciar.

Dijo Miguel Ángel: “¿Cómo puedo hacer una escultura? Simplemente retirando del bloque de mármol todo lo que no es necesario”.

Lo mismo hizo Dios con David, sacó de él lo que no era necesario: ser el más chico, el que no era tenido en cuenta; para dejar ver todo lo que es importante, sus virtudes y el potencial capaz de transformar la realidad.

Ojalá podamos nosotros también aprender a esculpir, con esfuerzos y renuncias, la propia vida, sacando pedazos que entorpecen y que nos afean, para ser verdaderamente quienes somos… grandes obras de arte con vida como para transformar la realidad cotidiana!